Jugador que más títulos ganó: Clifford Luyk, 14 ligas. Jugador con más goles en un partido: Frankie Bunn con 6 goles (Oldham Athletic vs. Grzegorz Krychowiak y Jan Bednarek hizo los dos goles polacos. Dijo el decano de aquella prensa: «El Diario de Manila, que lleva cuarenta y cuatro años representando en estas apartadas regiones el espíritu más puro de la Patria y de la Religión, no puede por menos, en su nombre y en el de los buenos españoles, de cuya opinión es un eco en el estadío de la prensa, de ofrecer á la Autoridad su más incondicional adhesión.» Y dijo La Voz Española, el más moderno de los diarios de Manila: «Acto de esta índole era hace tiempo esperado del digno Conde de Caspe, quien si sabe cumplir los deberes paternales de su alto cargo, tiene muy presente que sobre toda consideración y miramiento le está encomendada en estas tierras oceánicas la defensa de la Cristiana y Católica bandera de España, por la que tantas veces con gloria ha arriesgado su vida en los campos de batalla.» – Para el pueblo filipino, Rizal era sagrado, ¡ No cayó Despujol en la cuenta, ni cayeron los periodistas españoles de Manila, que Rizal tenía entre los suyos una significación altísima, y por lo tanto, que no era político (ni jurídico) zaherirle tan inicuamente en la Gaceta, tomando por fundamento hechos que, por no haberse ventilado con clara luz meridiana, á la vista del público, se prestaban á la duda.
Despujol garantizó, en efecto, la libertad de Rizal, si éste se mantenía «dentro del círculo de las patrias leyes»: luego si no se le hubiera atajado en su vertiginosa propaganda, tal indiferencia se habría interpretado, aun por los mismos filipinos, como debilidad ó estupidez del Gobierno; y por esto no pasaba Despujol, é hizo bien en no pasar; que con sus antecedentes de simpatizador exagerado de los hombres y de las cosas de la tierra, de proceder de otra suerte habría dado motivo para que los españoles le juzgasen, si no cómplice, auxiliar pasivo de la campaña rizalista, que no era la más adecuada para difundir la confraternidad entre insulares y peninsulares ni para afianzar el mantenimiento del público sosiego. En cuanto á que descargara sobre su hermana la responsabilidad, tiene mucho de increíble: la confesión acusa cobardía, y Rizal no era cobarde; acusa indelicadeza, y Rizal, en las cosas de esta índole, fué siempre un hombre de honor. Rizal era sagrado, ¡ Á la verdad, no se concibe cómo un hombre de su talento, cauteloso, sagaz, previsor y reservado, cometiera la insensatez de llevar consigo papeles comprometedores; cuesta mucho trabajo concebir que el sesudo Rizal cometiera tan estupenda tontería.
Hasta ese momento sólo se buscaba, a través del deporte, levantar la autoestima de sus trabajadores con el fin de elevar su productividad en el trabajo. Hasta Octubre de 1891 hemos visto á Rizal aislado, austero, propagandista teorizante de gabinete, soñador sugestivo, ajeno en absoluto á la fundación de la Asociación Hispano-Filipina, á la creación del quincenario La Solidaridad, á la importación de la Masonería en su país; extraño á toda obra de organización y reclutamiento; Rizal, hasta entonces, había venido siendo á manera de estrella solitaria que derramaba toda su luz redentora sobre la tierra de sus amores y suspiros; á diferencia de Pilar, Luna y otros, que parecía que no brillaban sino juntos, constituyendo un firmamento cayos resplandores se atenuaban apenas remontaba el horizonte el astro solitario rizalino, más refulgente, él solo, que los demás agrupados… Aun tomándole por un antiespañol implacable, Rizal, hasta que vuelve á Manila en 1892, tiene una aureola que le ennoblece, que le agiganta, que hace de su personalidad algo sagrado. Rizal, por el solo hecho de no haberse ajustado á lo que él había prometido, no meterse en política, comprar camiseta seleccion española merecía necesariamente correctivo. Rizal tendría razón; Rizal la tenía, de seguro, lamentándose del régimen político que en su país prevalecía; pero licitamente, «dentro del círculo de las patrias leyes» no podía en vano crear una Sociedad secreta para conspirar contra ese régimen, que si á él le parecía detestable, al Gobierno le parecía excelente.
Para lograrlos, él y otras personas, algunas de ellas españolas, habían trabajado en vano. Y en favor de Rizal los rasgos, bien conocidos, de su manera de ser y de proceder. En favor de Despujol, urge apuntar su proverbial hidalguía, nota esencial de su carácter quijotesco. Y ordenó la detención de Rizal, á quien pusieron preso en la fortaleza de Santiago, y el día 7 del mismo mes de Julio decretaba, de su puño y letra, la deportación del célebre tagalo. Cabe resaltar, que pese a ser los únicos tres clubes que permanecen activos con el proyecto, ninguno de los otros ha desertado a efectos legales, ya que en su día firmaron un contrato vinculante con altas cláusulas de penalización. Decano del futbol español, a ser el club más antiguo con existencia ininterrumpida de España. El embajador español comunicó a su gobierno que el tratado serviría para mantener la guerra en Francia, de suerte que España tuviera tiempo de someter a los Países Bajos. ¿cómo de otro modo podía fundarse una Sociedad cuyos fines no eran precisamente el logro de la separación, sino la conquista de los derechos políticos que los españoles, sus «hermanos», tenían y disfrutaban en España?
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